• Producir 1 tonelada de levadura absorbe 3 toneladas de gases de efecto invernadero por cada 2 toneladas emitidas
• El resultado fue verificado por ICC Animal Nutrition basándose en estudios científicos y estimaciones matemáticas

La ciencia ya ha demostrado que la levadura de etanol brasileña es única por su eficacia en la alimentación animal. La última noticia – también demostrada por estudios científicos y estimaciones matemáticas – es que la producción de etanol a partir de la fermentación alcohólica por levaduras tiene un impacto medioambiental positivo muy significativo. Con un balance negativo de emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono – CO₂), este proceso destaca como una solución que contribuye a combatir el actual cambio climático.

“En todas las fases del proceso industrial, reconocemos que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son inevitables. Hemos llevado a cabo una evaluación detallada basada en metodologías conocidas y aprobadas en todo el mundo (protocolo GEI) para cartografiar las emisiones de estos gases de efecto invernadero y de CO₂ (que representan casi el 75% de las emisiones totales). Este estudio reveló que en el crecimiento de la caña de azúcar se produce un balance y una absorción de aproximadamente 17 toneladas de CO₂ por cada hectárea plantada, lo que establece un ciclo del carbono negativo y beneficioso”, explica Fernando Braga, director mundial de marketing de ICC.

Con validación científica y estimaciones matemáticas, la empresa demostró que durante un año de cultivo sus operaciones y el volumen de levadura producida emitieron 4,4 millones de toneladas de dióxido de carbono, pero por otro lado se absorbieron 7 millones de toneladas de CO₂. En otras palabras, se generó un saldo negativo de más de 2,6 millones de toneladas de estos gases. “Es más, cada tonelada de levadura producida da lugar a la emisión de 2 toneladas de CO₂, pero es capaz de eliminar 3 toneladas de CO₂ del medio ambiente. Este ciclo virtuoso refuerza el hecho de que la producción de levadura de etanol no sólo es viable, sino también ejemplarmente sostenible y conectada con el mundo en que vivimos hoy”, subraya Braga.

En un escenario global en el que la transición hacia fuentes de energía renovables es imperativa, la levadura de etanol se ha erigido como una tecnología altamente sostenible. “Nuestros esfuerzos por la sostenibilidad y la huella de carbono siguen creciendo y ahora es el momento de conseguir certificaciones de empresas mundiales”, concluye el directivo.